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Las reflexiones que aquí se presentan son personales, no comprometen a ninguna otra persona y pueden ser o no compartidas por el lector a quien respeto sus apreciones con la certeza de que en aspectos de opiniones no existen verdades absolutas.

lunes, 20 de septiembre de 2010

EL HOMBRE SIN SUEÑOS


EL HOMBRE SIN SUEÑOS

Enfrentarnos al mundo no es tarea fácil, es algo a lo que quiérase o no nos toca algún día.
En nuestros primeros años contamos con la protección de nuestros padres, abuelos, tíos u otros familiares o amigos y parece que el mundo transcurre sin mayores Preocupaciones.
A medida que crecemos crecen nuestras expectativas y aumentan nuestras dificultades para afrontar el paso por la vida.
Pero aún desde pequeños soñamos: algunos quizás sueñan con ser superman, el hombre araña, la mujer maravilla o la barby, en general queremos ser ese ídolo del momento, nacido de la fantasía y pretendemos imitarlos.
En otra etapa de nuestra vida infantil empezamos a tejer nuestro futuro y empezamos a soñar en ser el médico, el policía, el bombero, el constructor, la enfermera, la abogada…
Pero llegan los años de la juventud, empezamos a medir las dificultades de la vida y empiezan a desvanecerse los sueños y muchos entonces dejan de soñar.
Hay quienes se dejan arrastrar por la frustración de ver imposibles esos sueños y renuncian a ellos sin siquiera hacer un esfuerzo.
Entonces, terminan atropellados por su “mala suerte”, envueltos en la amargura, sumidos en la desesperación y sin esperanzas de una existencia digna, resignados a su pobre suerte y humillados por el paso de los años.
Son almas muertas en vida: sin ilusiones, sin fantasías, sin sueños.
Por el contrario, hay quienes jamás renuncian a sus sueños, esos que siempre viven de sus ilusiones, que jamás pierden las esperanzas y sus vidas están llenas de ideales.
Esos, forjadores de utopías, son los triunfadores en el mundo.
Ellos jamás dejan de soñar, luchan y se esfuerzan por alcanzar sus metas, tienen propósitos claros y no se dejan vencer por las dificultades y a cada paso un nuevo objetivo los impulsa, un nuevo sueño los motiva, porque el que no sueña… ¡muerto en vida está!
 EDUARDOE
Abril 2004

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