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Las reflexiones que aquí se presentan son personales, no comprometen a ninguna otra persona y pueden ser o no compartidas por el lector a quien respeto sus apreciones con la certeza de que en aspectos de opiniones no existen verdades absolutas.

lunes, 22 de octubre de 2012

Pensamiento 2




Cada uno es dueño de su vida, cada cual es responsable de su destino. 
Así, cada quien construye su felicidad o labra su desgracia.

sábado, 27 de agosto de 2011

DEL PRINCIPIO DE LA INERCIA


DEL PRINCIPIO DE LA INERCIA

Por: EDUARDO E. FRANCO R.

Los cuerpos “NO TIENDEN A ESTAR EN REPOSO NI TIENDEN A CONTINUAR EN  MOVIMIENTO”. Los cuerpos simplemente están quietos o están en movimiento.

 


















Para entender el principio de la inercia es necesario aclarar unos conceptos:

1. MOVIMIENTO: un cuerpo se mueve cuando cambia de posición con relación a un punto o sistema de referencia. Se hace énfasis en la palabra relación, ya que el movimiento es relativo, depende del observador y de su punto o sistema de referencia.

 2. ESTADO DE MOVIMIENTO: hace alusión al estado de reposo (velocidad=0) o de movimiento (velocidad ≠0)  que vemos en un cuerpo según el sistema de referencia.
De esa manera un pasajero en un avión en vuelo, se encuentra en reposo respecto al mismo avión y al resto de pasajeros que permanecen sentados en sus sillas,  pero en movimiento respecto a la superficie terrestre.

3. VELOCIDAD: es la magnitud que mide el movimiento y se determina por la relación entre la distancia recorrida y el tiempo empleado en recorrerla.

 4. ACELERACIÓN: es la magnitud que mide el cambio de movimiento (cambio de velocidad a través del tiempo). Este cambio puede ser a)  un aumento en la velocidad, b) una disminución de la velocidad (lo que se conoce también como “desaceleración”) o c) un cambio en la dirección de la velocidad. Se enfatiza el hecho que cuando un cuerpo frena (desacelera), esto es  aceleración.

5. FUERZA: todo lo que puede producir una deformación o una aceleración.
Fácilmente de nuestra actividad cotidiana podemos descubrir que una fuerza es una acción que aplicamos a un cuerpo y logramos en él que:
a.    cambie la forma, por ejemplo al doblar un alambre, al arrugar o rasgar un papel.
Así un vehículo choca con una pared y queda “deformado”, dejamos caer una bola de plastilina desde cierta altura y al pegar al suelo se “deforma”, le aplicamos una fuerza a un resorte y lo estiramos o lo comprimimos es decir lo “deformamos”.
b.    Cambie el estado de movimiento que posea por ejemplo: si un balín está en reposo (velocidad=0) sobre una mesa le podemos aplicar una fuerza y lograr que ahora se mueva a cierta velocidad, por ejemplo 5 m/s. Recibimos el pase de un balón que viene con cierta velocidad (por ejemplo 8 m/s) y al aplicarle una fuerza con el pie podemos lograr que ahora esa velocidad aumente, disminuya (inclusive deteniéndolo) o bien cambiarle la trayectoria (es decir cambiar la dirección de la velocidad).
Entonces el auto que va a 60 km/h, recibe una fuerza y “cambia su velocidad” por ejemplo a 80 km/h, y al frenar baja su velocidad (“cambiándola”)  digamos que de 80 km/h a 40 km/h, o bien hasta detenerse en la vía (velocidad=0).
c.    Igualmente se pueden combinar los dos efectos: así el auto que va a 100 km/h y choca contra un muro 1) “cambia su velocidad” quedando después del impacto en velocidad cero y al mismo tiempo quedar aplastado “deformándose”.
Téngase en cuenta que el “cambio de velocidad” se relaciona directamente con la “aceleración”.  
Así,  fuerza es la causa de que los cuerpos cambien de forma o cambien en su estado de movimiento, lo que se puede sintetizar diciendo que la fuerza es la responsable de las deformaciones o de las aceleraciones.

EL PRINCIPIO DE LA INERCIA

UNA INADECUADA FORMULACIÓN. Es frecuente encontrar en documentos y textos de física el siguiente enunciado o algo parecido: “Todo cuerpo que está en reposo tiende a permanecer en reposo y si está en movimiento rectilíneo tiende a continuar en movimiento rectilíneo hasta tanto no reciba una fuerza”. 
¿Por qué considero inadecuado el enunciado anterior?, veamos: un cuerpo que en cierto sistema de referencia,  tiene una velocidad cero (V=0),  permanecerá indefinidamente en dicho estado “hasta tanto no reciba una fuerza”, es decir el necesita una fuerza para cambiar esa velocidad de “0” a cualquier otro valor, así, NO ES QUE TIENDA a permanecer en reposo, es que está y continuará estando en reposo  mientras no reciba una fuerza.
De otro lado, una persona que viaja en una plataforma descubierta  a 80 km/h y esta se estrella contra una barrera, la plataforma recibe una fuerza que la va a deformar y al tiempo la va a detener (cambiando la velocidad de 80 km/h a 0), si bien la persona que está en la plataforma, no recibe ninguna fuerza,  el estado de movimiento que ella tiene (igual al de la plataforma en el instante antes del choque, v=80 km/h) no tiene por qué cambiar y continuará con los 80 km/h. Entonces, NO ES QUE TIENDA a seguir, es que sigue con la velocidad que tiene.
Ahora, sea un automóvil a 100 km/h que se estrella. La carrocería es la que recibe inicialmente una fuerza que le produce unos cambios: se deforma y se acelera deteniéndose. Los pasajeros igualmente van a 100 km/h e inicialmente no reciben ninguna fuerza, estos siguen (NO TIENDEN A SEGUIR) , siguen con la velocidad que llevaban en el automóvil, hasta que reciban una fuerza, por ejemplo a través del cinturón de seguridad o cuando al seguir se dan contra el vidrio panorámico del auto y este les aplica la fuerza para detenerlos, o cuando salen por las ventanas y “por efecto de la gravedad caen en la vía” y el suelo les aplica la fuerza “deformándolos” y “acelerándolos (al detenerlos)”.
De lo anterior podemos concluir que unas  buenas maneras de enunciar el principio de la inercia serían:

1.    UN CUERPO NO CAMBIA SU ESTADO DE MOVIMIENTO MIENTRAS NO RECIBA UNA FUERZA.

O bien: 
2.    PARA QUE UN CUERPO CAMBIE SU ESTADO DE MOVIMIENTO NECESITA DE UNA FUERZA. 

sábado, 30 de abril de 2011

BRUJAS...¡QUÉ LAS HAY, LAS HAY!



 BRUJAS… ¡QUÉ LAS HAY, LAS HAY!

En los tiempos modernos la ficción ciencia nos monta en una sofisticada máquina, llena de computadoras y en ella viajamos a través del tiempo, pero ¿por qué no hacerlo montados en una escoba y retroceder hasta los inicios de la humanidad?  Así, tal vez descubriríamos el origen de las brujas.

En todos los tiempos y culturas han existido interrogantes frente a muchos fenómenos,  y aún hoy, con todo el conocimiento y tecnología moderna, tenemos muchas preguntas sin respuestas y ante situaciones inusitadas que no podemos explicar, recurrimos a buscar soluciones en la superstición, atribuyéndoselas a fuerzas divinas o malignas.

Las personas menos cultas y de escaso desarrollo social, son las que más  entrañan mitos y  creencias, tales como la hechicería, la brujería, el vudú, el mal de ojo, los exorcismos, la curandería.

Y aunque se trata de hacer distinción entre rituales del bien y del mal, entre la magia blanca y la magia negra, la hechicería y la brujería, la verdad es que unas y otras se soportan sobre las  “creencias populares”, el temor a lo desconocido y el miedo al castigo o a la ira de lo divino o de lo maligno.

Muchas historias sobre brujas y brujos giran sobre la vida sexual, la búsqueda de los placeres en lo más profundo de los sentidos, tal es el caso de los aquelarres, reuniones “diabólicas” que terminan en orgías.

El símbolo de la “bruja volando en una escoba”, se atribuye a dos situaciones: el “vuelo” producido por el consumo de sustancias alucinógenas como la belladona, el beleño, la mandrágora y el estramonio y la “escoba” como elemento fálico que impregnado en estas sustancias era utilizado para la excitación.

En la época del medioevo, la imposición de un modelo machista por eclesiásticos y políticos que veían con preocupación el que algunas mujeres adquirían conocimientos en botánica y anatomía prestando útiles servicios como parteras y expertas en sexualidad y reproducción, conocían sobre sustancias para el aborto y para la fertilidad y algunas de estas (más en una franca situación de oportunismo) se aventuraban a ser consejeras en el amor preparando perfumes, pócimas y “rezos” para los males del alma,  todo lo cual fue catalogado como poderes otorgados por el Diablo.

Es notorio, a través de los relatos históricos cómo se hace énfasis en “la bruja” (término femenino), mientras “brujo” (masculino) se diluye a través de la expresión “mago”, la primera asociada a lo maléfico y el segundo difuminado como benefactor, una clara muestra del propósito discriminador de sexo.

Se suma a estas apreciaciones,  prostitutas y  amantes sorprendidas in fraganti, que han sido  perseguidas y condenadas como brujas,  por considerarse como una afrenta moral y castigar de alguna manera la infidelidad femenina (auspiciada en la mayoría de los casos por la mujer que recibe el agravio y ofendida contra “la otra” termina  fortaleciendo de esa manera el modelo masculino).

De ahí que se recurre a ellas en búsqueda de las pócimas del amor, de la fragancia para atrapar al ser amado, de los rezos y conjuros contra los rivales. Así, las brujas han sido mediadoras de las insatisfacciones y desengaños  amorosos,  connotación que  aún perdura, por eso  no es extraño escuchar a una esposa celosa decirle a su marido: “¡ya vas para donde esa bruja!”

Eduardoe

lunes, 11 de abril de 2011

¿ALUMNO O ESTUDIANTE?


Cl 51 Cr 51 vista sur (foto: J.Barreto)

¿ALUMNO O ESTUDIANTE?

Hace días se viene escuchando que no está bien hablar de “alumno” que es mejor decir “estudiante”.

Alguien afirmaba que “alumno” era un peyorativo (es decir una palabra despectiva o despreciativa)  por cuanto vendría de la expresión a – lumen, donde a  es la partícula privativa y lumen palabra latina que significa  luz u ojo, así “alumno” sería “sin luz” o “sin ojo”.

Pero otra cosa dice la Real Academia Española: Alumno (a): Del lat. alumnus, de alĕre, alimentar. Igualmente de esta se deriva altum que significa alto, elevado. Por lo tanto la buena interpretación de la palabra “alumno” es: “persona que se alimenta, que crece, que se eleva”. De la misma raíz proviene adolescente (adolescere), el que crece y adulto (adultus) el que creció.

Pero aún, interpretada en la primera acepción, no puede considerarse como despectiva, ya que quien está en estas condiciones “está abriendo los ojos”, “conociendo la luz que lo pueda guiar en la vida”.

En resumen es tan errónea la apreciación de que la palabra sea despectiva como que signifique “sin luz”.

Pero nuestro idioma, bastante   rico,  ofrece otras expresiones como: estudiante, educando, aprendiz,  discípulo, escolar, colegial.

Lo que es interesante, más que la semántica, es la realidad del papel que se asume hoy día por quienes cumplen este rol.

Así, el “alumno” moderno “da palos de ciego”, expresión que se aplica para referirnos a las intentonas realizadas indiscriminadamente y con escasas posibilidades de éxito.

Y si habláramos de “estudiante” esto poco aplica hoy día, ya a los colegios se va a pasar el tiempo pero poco o nada a estudiar y menos se asiste con vocación de  aprendiz.

“Educando”, viene de ex ducere, sacar los valores y los conocimientos, sacar de la ignorancia al conocimiento, pero pocos se prestan a ello.

“Discípulo”, persona que sigue la orientación de un maestro y/o sus doctrinas… pocos, muy pocos.

Bueno será mejor utilizar “escolar” o “colegial” porque por lo menos está matriculado (importantísimo para el estado: ¡está en el sistema educativo!), aunque al final simplemente lo promuevan sin importar si se encuentra en la oscuridad, o si se ha alimentado con conocimientos y valores, o que no haya aprendido, pero por lo menos  hizo acto de presencia…, aunque sin hacerlo también hoy día se promociona.

Eduardoe. May /09

miércoles, 26 de enero de 2011

LA SUMISIÓN DE LA MENTE O DE LA POBREZA INTELECTUAL



LA SUMISIÓN DE LA MENTE O DE LA POBREZA INTELECTUAL 

   En todos los tiempos ha existido y siempre existirá la mediocridad y la pobreza intelectual.
La falta de conocimiento somete al hombre, la ignorancia lo hace sumiso sin posibilidades de tener una actitud reflexiva sobre el quehacer diario y termina convertido en un peón que como ficha de ajedrez cumple un papel importante, pero está destinado al sacrificio para defender al rey.
Así, permanentemente vemos personas que deambulan al lado de otra, sin carácter ni criterios en la vida, destinadas al servilismo la acompañan con más fidelidad que la misma sombra.
Se caracterizan por la pereza intelectual, no producen ideas ni tienen que pensar, simplemente asentir a la voluntad del otro, adherirse a su ideología y estar dispuestos a servirle.
Como perros falderos se ponen tristes cuando se quedan solas y agitan la cola de felicidad en los encuentros.
Solas se sienten desprotegidas e incapaces de tomar decisiones.
Siempre esperan que el “amo” les haga la seña para echarse a su lado, ladran y corretean a su alrededor en un afán de hacerse notar y halagar al patrón.
Son simples títeres que aparecen en escena haciendo los movimientos y gestos que tras bambalinas maneja el marionetista.

Actúan de acuerdo a un libreto previamente acordado, no poseen la facultad de improvisar y dejan que otras piensen y les indiquen que hacer.
Pero también las hay, quienes forman alianzas y únicamente piensan cuando están juntas. Cada una actúa como una neurona que entra en sinapsis con las otras, pero cuando está sola se adormece carente de toda opción de pensar y de decidir.
Estas terminan adheridas entre sí, como un solo ser, parecieran pólipos parasitarios, no tienen individualidad y se escudan entre sí.
Ante esto, el conocimiento se convierte en un elemento importante en nuestras vidas, ya que permite desarrollar una actitud reflexiva, nos da independencia y evita que seamos manipulados viviendo sometidos a los caprichos de otros.
Lo cierto es que: El conocimiento da poder.
Eduardoe. Abril 2010

viernes, 15 de octubre de 2010

CAOS Y MEDIOCRIDAD


CAOS Y MEDIOCRIDAD

No hay peor ciego que el que no quiere ver,
no hay peor sordo que el que no quiere oír,
no hay peor estulto que el que no quiere entender.
Y aunque suene a risa para reír
hay brutos que más no pueden ser
pues sus ignorancias no se los van a permitir.

Están en todas partes, aunque en vano buscaríamos un solo que se reconociera; si lo halláramos sería un original, por el simple hecho de enrolarse en la mediocridad. ¿Quién no se atribuye alguna virtud, cierto aliento o un firme carácter? Muchos cerebros torpes se envanecen de su testarudez, confundiendo la parálisis con la firmeza, que es donde pocos elegidos; los bribones se jactan de bigardía y desvergüenza, equivocándolas con el ingenio, los serviles y los parapocos pavonéanse de honestos, como si la incapacidad del mal pudiera en caso alguno confundirse con la virtud… lo habitual no es el genio ni el idiota, no es talento ni el imbécil. El hombre que nos rodea a millares, el que prospera y se reproduce en el silencio y en la tiniebla, es el mediocre”*
Personas sin ideales, no tiene sueños, cualquier ambición de cambiar los desvela, toda innovación les causa pánico, rutinarios se limitan a repetir “más vale malo conocido que bueno por conocer”.  Aferrados al menor esfuerzo, renuncian a pensar.
 Se les ve asentir con la cabeza a cuanto otros afirman o, como el búho,  ponen mucho cuidado pero no entienden nada y siempre están en desacuerdo por el hábito de llevar la contraria, vociferan con la intensidad de  quien ofrece papas o fritanga. Algunos manotean y hasta asumen posturas de santo de procesión, como si los llevaran en andas convencidos de su inocencia. Realmente son inocentes, pero no por candidez sino por falta de madurez, aunque les  pesen los  años.
Como compensación utilizan el cuchicheo, se reúnen como chacales a devorar la víctima y hasta andan en manadas al amparo de las sombras urdiendo por las alcantarillas, infestando a otras para propagar la epidemia del chismorreo y la envidia.
Estos personajes se encuentran en todas las estancias, y cada día se fabrican más. Así  muchos  niños pasan por las aulas esperando ser promovidos  sin ningún esfuerzo, adormecidos  ni siquiera son factor de molestias en las clases, esperan el transcurrir para recibir un cartón que los acredite como bachilleres sin saber leer ni escribir, menos aún, pensar, son personas hacia el futuro sin actitud reflexiva, incapaces de proponer transformaciones positivas,  quedados únicamente en la crítica malsana y dañina sin ningún criterio.
El mundo, como lo expone la ley  de la entropía, tiende cada vez a mayor caos, cada vez son más los mediocres y los mediocres cada vez se apropian más del mundo, y el mundo en manos de mediocres no puede permitirse sino  mayor deshonestidad, mayor corrupción, y de ellos salen las leyes y normas mediocres que permiten en el mundo cada vez más caos… ¡así es el ciclo de la mediocridad!

Eduardoe
Marzo 2009

*El hombre mediocre, Ingenieros José.